¿Y LA LUNA?...
En el pozo
la guardaron.
Para que no la robasen
en el pozo la guardaron
-como una onza en un bolso-
aquellos fieros
románticos.
Y estuvieron dos cipreses
la noche entera velando.
La noche entera de un siglo
los dos cipreses velaron.
Pero fue en vano, fue en
vano…
toda la vela fue en vano.
Al llegar la madrugada
el Sol levantó los brazos
y asomó sobre la tierra
su rostro congestionado
de risa
que gritaba:
la han robado, la han
robado, la han robado.
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